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Panteón familiar en Murcia: un patio íntimo abierto al cielo
AUTORES: Pablo Carbonell Alonso (Ecoproyecta)
Fases: Construido septiembre 2013.
Promotor: Privado
Aparejador: Manuel Palazón
Fotografías: David Frutos
Localización: cementerio municipal de Nuestro Padre Jesús, en Espinardo (Murcia)
Un panteón debe guardar y preservar la memoria, pero también debería ser un lugar íntimo y de recogimiento, donde poder acudir y recordar a los familiares. Con esta idea se ha creado un panteón que es un patio, un espacio protegido del exterior pero abierto al cielo para mantener relación con la vegetación del entorno, la luz natural y el aire fresco…
Esta idea de patio ha sido concretada con materiales tan sencillos como el ladrillo y la piedra, materiales que transmiten un carácter duradero, tradicional y amable. Es el fruto de un difícil equilibrio entre lo discreto y lo solemne, entre lo sencillo y lo rico en matices. Además se ha incidido en la selección de materiales que se fabricaran en puntos cercanos al lugar de trabajo, siguiendo criterios de arquitectura kilómetro cero: el ladrillo se fabrica artesanalmente en Valentín, un pueblo de Murcia, mientras que el mármol es de Macael, en la provincia de Almería.
Este ha sido uno de los proyectos que mayor satisfacción nos ha proporcionado. No es un programa habitual, y ciertamente es delicado de acometer. Sin embargo se han juntado varios factores a favor: una empresa constructora que ha mostrado profesionalidad y cariño por el trabajo bien hecho; unos clientes que han acompañado todo el proceso del proyecto aportando requerimientos siempre constructivos y a la vez asumiendo las ideas que iban recibiendo, y finalmente un tipo de construcción que no tiene ninguna clase de instalaciones, con lo que se ha simplificado el trabajo y hemos podido centrarnos en materializar esa idea de espacio creado para la intimidad y la memoria familiar.
Construcción
En el Panteón de Agripa en Roma se crean escenas sublimes aquellos días de invierno en los que la nieve cae lentamente a través del óculo central. Esa ambigua identificación de un espacio interior con los acontecimientos que vienen del exterior era algo que estuvo en el origen de este proyecto. En este pequeño panteón los muros de ladrillo macizo protegen un espacio interior, pero la cubierta vuelca sus dos aguas hacia dentro, dejando una banda abierta por donde entra la luz natural, la lluvia y el aire exterior.
Un muro de carga de ladrillo macizo envuelve los cuatro lados de la parcela dejando un acceso por la calle principal y unas pequeñas aperturas a la calle perpendicular, del tamaño de un ladrillo, sirven como entrada de luz natural por esa fachada.
La entrada se realiza a través de un muro grueso y de forma oblicua, creando un umbral de transición entre exterior e interior, filtrando la visión directa desde fuera. Una vez dentro el muro frontal es el que guarda los nichos para ataúdes, organizados horizontalmente y paralelos a dicho muro. En total se llegan a guardar diez nichos, en cinco niveles (dos por nivel). El interior de los mismos respeta la dimensión mínima autorizada de 2.50 metros de largo, por 75 cm. de ancho, por 60 cm. de alto.
En el muro grueso por el que se accede se aprovecha para incluir un hueco donde colocar una escultura del artista murciano Antonio Campillo, y un banco que acompaña a unos pequeños nichos para cenizas.
Elección de materiales: Arquitectura kilómetro cero
Al concretar los materiales del panteón se planteó que fueran duraderos, habituales y fáciles de obtener y de trabajar. Además se buscaba una imagen de serenidad, que ayudaran a esa idea de solemne pero no monumental, sobrio pero no frío.
Para la construcción del panteón han utilizado básicamente dos materiales: ladrillo y mármol. Dos materiales tradicionales, fáciles de obtener y de trabajar, así como duraderos. El muro de carga que hace de envolvente y conforma el edificio está formado por un pie de ladrillo macizo. Un ladrillo artesanal que se elabora en Valentín, un pueblo de la zona noroeste de la Región de Murcia con larga tradición en cerámica y que ha acabado dando nombre a este tipo de ladrillo hecho a mano y secado al sol. Esto hace que se conformen piezas irregulares en su forma y también en su color, lo cual conforma una piel con mucha textura. Esta piel ha sido rematada con mortero blanco, mediante una carga muy fina, que deja asomar al ladrillo debido a las irregularidades que éste presenta. El resultado es el de una tapia antigua, algo por lo que parece haber pasado el tiempo, erosionándolo y mostrando el ladrillo oculto.
El mármol sirve para formar las lápidas de los nichos y también para forrar parte de las paredes interiores, así como los faldones inferiores de cubierta. Se ha recurrido al mármol Macael, , procedente de esta localidad almeriense, cercana a Murcia conocido por su blancura interrumpida por betas oscuras.
La elección de materiales cercanos al lugar de trabajo es una decisión que lleva consigo muchos beneficios, algunos medioambientales, como el ahorro de combustible en el transporte, otros económicos, como el fomento de la industria local, y otros culturales, como la continuación de técnicas tradicionales de construcción que siguen siendo vigentes o que sirven de punto de partida para ser reinterpretadas y evolucionar. El lo que en Ecoproyecta llamamos “Arquitectura kilómetro cero”.